La sinceridad en la familia fortalece las relaciones y fomenta la confianza. Ayuda a que tus hijos puedan comunicar lo que de verdad sienten y piensan; que puedan decir las cosas sin miedo. Honestamente. Es la mejor forma de construir relaciones sólidas y duraderas.
A veces puede parecer que es más fácil mentir y “ajustar los datos”, pero eso no es así. Si no hay respeto a la verdad, tampoco lo hay por las personas y, en este camino, terminamos por no poder ser dignos de confianza.
Cuando falta la honestidad, se pone en riesgo la unión. Porque queda una sombra: la duda.
La incertidumbre se puede reducir con transparencia. Es decir, con la determinación de hablar claramente. Presentando la información. Escuchando y explicando lo que se necesite. Supone un gran esfuerzo, pero vale la pena hacerlo para recuperar la unión. Sea en la familia o en la comunidad.
Lech Walesa, quien fue presidente de Polonia, decía que “una sociedad desarticulada, siempre será injusta o explotada” Así que es muy importante mantener la unión. ¡Especialmente en la familia! Hay que lograr que sea un lugar de encuentro, donde podamos sentirnos en confianza y ser como verdaderamente somos. Para ello, la comunicación entre los miembros de una familia debe ser honesta, abierta. Compartiendo lo que consideramos que realmente es importante. Con paciencia. Con respeto. Reconociendo los diferentes procesos y etapas de desarrollo de cada integrante. Pero avanzando consistentemente en esa línea. Porque la honestidad que se vive en la familia se trasladará al resto de relaciones que se establezcan en la vida.
Es un elemento primordial de las relaciones duraderas.
¿Cómo enseñar a tus hijos a ser honestos? Fundamentalmente con el ejemplo. El testimonio es lo que marca más profundamente el comportamiento.
¿De qué otras formas podemos enseñar también a ser honestos?
Post a comment