Una de las técnicas más básicas para meditar consiste en dirigir toda tu atención hacia tu respiración. Busca calmarla, inhalando y exhalando suavemente. Concéntrate en la sensación que produce el aire al entrar y salir por tus fosas nasales, así como en la forma en que se infla y desinfla tu pecho. Concéntrate también en la duración.
Vela parpadeante
Cierra los ojos y respira de manera lenta y fluida. Imagina todo en oscuridad, y frente a ti, una vela. Visualiza cómo la llama parpadea, siendo a veces más tenue y a veces, más intensa. Concentra toda tu atención en su luz y deja que te transmita su serenidad. ¡Te sentirás mucho más tranquilo al terminar!
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