Conforme los estados legalizan la marihuana o su uso médico, las futuras madres la consumen cada vez más, lo cual constituye otro ejemplo de las múltiples maneras en que la aceptación de la marihuana ha sobrepasado los datos científicos de sus efectos sobre la salud humana.
Muchas embarazadas consideran que el cannabis no tiene consecuencias para el feto. Sin embargo, las investigaciones preliminares sugieren lo contrario: el principal ingrediente psicoactivo de la marihuana, el tetrahidrocannabinol o THC, puede traspasar la placenta y alcanzar al feto lo que podría causar daño al desarrollo cerebral y cognitivo así como al peso del bebé al nacer. El THC también se puede encontrar en la leche materna.
“Hay un aumento en la percepción de que el consumo del cannabis es seguro, incluso durante el embarazo, sin ningún dato que lo confirme”, dijo Torri Metz, obstetra en el Centro Médico de Denver, quien se especializa en embarazos de alto riesgo. Diez por ciento de sus pacientes aceptan haber consumido marihuana recientemente.
En una encuesta federal de 2014, publicada en diciembre, casi el 4 por ciento de las mujeres embarazadas dijo que había consumido marihuana durante el mes pasado, comparado con el 2,4 por ciento en 2002 (en comparación, casi un 9 por ciento de las mujeres embarazadas de entre 18 y 44 años de edad acepta haber consumido alcohol durante el mes anterior).
Las futuras madres más jóvenes son propensas al uso de marihuana: cerca del 7,5 por ciento de aquellas que tienen entre 18 y 25 años de edad dijeron que habían consumido marihuana durante el mes pasado en 2014, comparado con el 2 por ciento de las mujeres de entre 26 y 44 años.
La evidencia sobre los efectos del consumo de marihuana prenatal aún es limitada y algunas veces contradictoria. Algunos de los resultados más extensos provienen de dos series de investigaciones, en Pittsburgh y en Ottawa, donde por mucho tiempo se han hecho estudios sobre niños expuestos a THC en el útero.
En Pittsburgh, niños de seis años de edad con madres que habían fumado un cigarrillo o más cada día durante el primer trimestre mostraron una menor habilidad para entender conceptos leídos o escuchados. A la edad de 10 años, los niños expuestos a THC en el útero eran más impulsivos que otros y menos capaces de centrar su atención.
“La exposición prenatal puede afectar a los adolescentes significativamente”, dijo Lauren M. Jansson, directora de pediatría en el Centro para la Atención de la Adicción y el Embarazo de la Facultad de Medicina del Hospital Johns Hopkins.
Gran cantidad de estudios ha encontrado cambios en el cerebro de los fetos, de 18 a 22 semanas de gestación, ligados al consumo materno de marihuana. En fetos masculinos que estuvieron expuestos, los investigadores han notado un funcionamiento anormal de la amígdala, la parte del cerebro que regula las emociones.
“Incluso al inicio del desarrollo, la marihuana provoca cambios en circuitos importantes y en receptores de neurotransmisión”, dijo Yasmin Hurd, neurocientífica y directora del Centro de Adicciones en la Facultad de Medicina Icahn en Monte Sinaí en Manhattan. “Estos son importantes para la regulación de las emociones y la recompensa, e incluso para funciones motrices y cognitivas”.
Actualmente, está bien documentado que los cerebros de los adolescentes pueden alterarse con el consumo regular de marihuana; incluso puede llegar a disminuir el coeficiente intelectual.
“Es posible suponer que un efecto sutil muy similar puede estar presente en aquellos que estuvieron expuestos a la marihuana antes de nacer”, agregó.
La Academia de Pediatría y el Colegio de Obstetras y Ginecólogos de Estados Unidos desaconsejaron el consumo prenatal del cannabis debido a su relación con disfunciones cognitivas y bajo rendimiento académico. Sin embargo, muchas agencias estatales y federales evitan mencionar el tema.
De las cinco agencias federales, solamente el Instituto Nacional sobre el Abuso de las Drogas tenía información sobre el consumo prenatal de marihuana en su página web en febrero pasado, según un estudio publicado en la revista especializada Substance Abuse. Solamente diez departamentos de salud estatales tenían información similar.
Hasta hace poco, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades no ofrecían ninguna información.
“No creo que los funcionarios de salud pública deberían alarmar a la gente”, dijo Marian Jarlenski, autora principal del estudio y profesora en la Universidad de Pittsburgh en el Posgrado de la Facultad de Salud Pública. “Simplemente deben decir: ‘Se han llevado a cabo estudios sobre el tema y el riesgo existe’”.
En un comunicado, funcionarios del CDC expresaron su preocupación sobre los problemas de memoria y atención entre los niños expuestos a THC durante su gestación. “Aunque la evidencia actual sobre las consecuencias en la salud no es constante, algunos estudios han encontrado riesgos asociados con el consumo de marihuana durante el embarazo, como el bajo peso al nacer o los partos prematuros”, dijo la agencia.
Marie McCormick, pediatra y presidenta de un nuevo informe sobre el cannabis de las Academias Nacionales de Ciencias, Ingenierías y Medicina, dijo que fumar cannabis “representa, en términos de peso al nacer, el mismo riesgo que el tabaco”.
Parte de la evidencia recolectada lo reafirma. Hasta ahora, la exposición prenatal al cannabis no está ligada a defectos de nacimiento obvios. “Esta es la razón por la que muchos proveedores y gente común piensan que no hay efectos”, dijo Erica Wymore, neonatóloga en el Hospital Infantil de Colorado. Sin embargo, previno: “Solo porque no presenten un defecto de nacimiento importante o manifiesten síndrome de abstinencia no significa que no afecte el desarrollo neurológico del bebé”.
“Todos los estudios iniciales sobre los efectos de la marihuana son muy buenos, pero no nos dicen todo lo que necesitamos saber sobre los niveles altos de concentración”, dijo Therese Grant, epidemióloga y directora de la unidad sobre alcohol y drogas fetales de la Universidad de Washington. “De hecho, necesitamos hacer mucha más investigación”.
Hay dos problemas adicionales con los estudios sobre el consumo materno de cannabis. La investigación muchas veces se basa en la información que dan las embarazadas, en lugar de utilizar análisis de orina o del cordón umbilical, y ellas constantemente declaran un uso menor al real (los investigadores están conscientes de estas declaraciones falsas debido a las discrepancias con los análisis de laboratorio).
Además, las embarazadas que lían marihuana también suelen consumir tabaco o beber alcohol, así que puede ser difícil definir solo los riesgos del consumo de cannabis.
Poca gente sabe que el THC se almacena en la grasa y por lo tanto puede permanecer en el cuerpo de una madre por semanas e incluso meses. Aún no sabemos si la exposición del feto se limita solamente a las horas en que la madre siente los efectos de la droga.
El Colegio de Obstetras y Ginecólogos de Estados Unidos aconseja a los médicos interrogar a las embarazadas sobre su consumo de marihuana y exhortarlas a dejarla.
Para poder descubrir si esto está sucediendo, Judy Chang, obstetra en la Universidad de Pittsburgh, y sus colegas grabaron más de 450 visitas de primera vez con pacientes embarazadas. Los investigadores descubrieron que el personal médico era más propenso a advertirles a las pacientes que podrían llamar al servicio de protección del menor si consumían marihuana, en lugar de informarlas sobre los riesgos potenciales. Cuando las futuras madres admitían el consumo de marihuana, casi la mitad de los obstetras no respondían nada.
Tampoco las mujeres embarazadas están dispuestas a discutirlo porque temen represalias legales o un sermón.
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